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viernes, 4 de septiembre de 2009

ECOLOGISTA EN PRACTICAS.

Con el mes de Septiembre se puede comenzar con las probaturas del nuevo curso. No es del colegio. Gracias a Dios. Del trabajo, los sustos y la depre de la rentrada ya se han superado con las dos últimas semanas de agosto.
Así que si no quiero mediocrizarme a pasos gigantescos en la vida de aspecto gris y cotidiano que nos toca vivir, debo innovar. Aunque solamente sea en mi fuero interno.
Cambiar rituales que me hagan sentirme más fuerte y seguro al enfrentarme con la dura y pastosa rutina diaria.
Manuel Vicent, el escritor de Vilavella que hasta ahora había ignorado, meha hecho abrir los ojos. Su novela "Tranvia a la Malvarosa" la he paladeado de una manera exquisita, de manera que me ha hecho sentir más vivo en los pequeños detalles de nuestro entorno.
Estamos viviendo en un plató de la vida que nos hace ser grandes privilegiados. Inmersos en unos decorados envidiables podemos disfrutar de la esencia mediterránea más que el veraneante que tiene un més apretado y con prisas.Nosotros podemos vivir el veraneo de una manera pausada y durante todo el año.
Somos autenticos personajes de novela. Así lo veo con Vicent.
Hoy, viernes 4 de Septiembre es un día histórico para mi personaje. He dejado de ser el conductor estresado del gran vehículo todoterreno para montar sobre dos ruedas rumbo a la estación del ferrocarril.
Mi primer día con bici al trabajo. Que grandes momentos me esperan en esta nueva singladura. Una aventura diaria apasionante llena de extras y secundarios que van a cruzarse en el Plató. "Envejer, morir" no es aun ni las dimensiones del teatro ni el argumento de la obra, como canta el loco en uno de sus trabajos, "La Vida por Delante" en su canción "No volveré a ser joven" basado en un poema póstumo de Jaime Gil de Viedma, adaptado por Gabriel Sopeña.
Esto no ha echo sino empezar a rodar.
Bici, mochila negra del congreso SEROT de Salamanca, casco blanco, gafas de sol , radioauricular MP3 y última novela de Vicent "El Leon de Ojos verdes" sobre el hotel Voramar de Benicasim en 1953.
De momento estoy contento. Y la vida con esas gafas siempre se ve más clara y colorada.
Seré solamente el ecologista en prácticas o me licenciaré en la materia. El tiempo dictará su sentencia.