Buscar este blog

martes, 14 de abril de 2015

Media Maraton Vias Verdes Caudiel- Navajas

MEDIA MARATON DE NAVAJAS. VIAS VERDE OJOS NEGROS CAUDIEL- NAVAJAS

UN DESCENSO QUE DIO LO MEJOR Y LOS MAS GARROTE DE MI MISMO.

UN PODIUM TAN FACIL COMO MANTENER LA AGONIA DE LA PERSECUCION.

PERSEGUIR Y SER PERSEGUIDO. 

Si obviamos el madrugón de las seis de la mañana del segundo domingo de Pascua. La soledad de la noche y el viaje en solitario camino de la autovía Mudejar hacia Navajas.
Si obviamos la soledad en medio de la multitud anónima de corredores populares para esperar en cola de autobuses invadiendo pueblos del interior.
Si obviamos el frío de la mañana, los autobuses yendo y viniendo callejeando por pueblos tan parvos como hermosos, en su despertar soñoliento de una mañana de domingo de Abril.
Si obviamos todo ello, todo se puede decir que pasará a la historia de mi persona en formato de memorandum  glorioso. Señal inequívoca del paso por este mundo tan ingrato como hermoso.
El calentamiento en medio de las calles de Caudiel. La evacuación liquida de cara a la pared de la última calle con miras al campo. 
Vamos progresivamente a encerrarnos dentro de una pequeña plaza como toros en el corral. Cerca de donde el arco hinchable se monta, a la salida de una calle tan corta como ancha. Detrás del mismísimo Groucho Marx resucitado en un disfraz de runner ya conocido por la afición popular.   
Más de trescientas personas buscando acomode siguiendo el curso del laberinto de la humilde villa. 
Cuenta atrás y salida  a las nueve en punto detrás de una moto y una bicicleta. Tras sonar un disparo callejeamos por el pueblo de Caudiel para buscar un primer descenso donde ya las liebres se quieren escapar.
Persigo a la cabeza para cazarla tan rápidamente como mi instinto cazador me permite. Me cuesta mis primeros esfuerzos llegar hasta un personaje añoso y de menos pelo que yo en el craneo; de correr algo grotesco y minimalista, delante de un joven de abundante cabello negro y gafas de rompe-techos que calza  un correr mucho más potente;  en el  triplete del podium un espigado caballero de buena fibra y longilínea estampa que marca su tempo con zancada corta  y briosa, exhibiendo su trastorno torsional de ejes al avance magistral de su figura bien uniformada.
El calvo añoso se lanza para marcar un ritmo que aunque parece tranquilo a ojos de un profano se erige como mortal de necesidad para los perseguidores.
Le tomo el costado de su siniestra para acceder a  la vía verde en descenso de asfalto gastado  hasta que el cuerpo aguante. 
Vamos a menos de tres veinticinco y son veintiún  kilómetros. 
Rompe-techos de Xátiva me guarda la espalda con respeto. Pronto el ritmo mortal del añoso deja asfalto de por medio con los perseguidores. Yo, hasta el kilómetro cinco no quiero comprender que voy  a un suicidio asistido. Mi compañero de viaje es mi asesino confeso. 
Lo dejo escapar y me quedo relegado a perseguidor perseguido por el gafotas. Segundo puesto absoluto.
Así se mantiene la película hasta que en el avituallamiento del pueblo de Jérica- en el km 10- sufro un ataque del tercero que me rebasa con fuerza y muchas ganas liberadas. No me resisto y lo mantengo a tiro de arma corta. 
Es después del km 15 cuando me doy cuenta que mi objetivo de tiro comienza a tener problemas. Se gira para calcular referencias con su perseguidor y gesticula mirándose repetidamente el reloj. Son señales  inequívocas de flaqueo. Cargo la pistola y sigiloso le voy recortando metros. Le doy alcance y corro a su lado para testarlo. Meto una marcha más y olvido disparar. El ritmo de menos de 3.40 es suficiente para dejármelo atrás y quedarme en segunda posición en solitario de nuevo. Al primero ya no lo veo y por tanto está fuera de mi objetivo. La entrada en el pueblo final de Navajas se anuncia a falta de 2km para meta. Dejamos la antigua vía del ferrocarril para tomar la carretera de entrada. Descenso abrupto de calles hacia abajo del pueblo y ahí, sin previo aviso me vuelve a atacar por sorpresa el de Xativa, que yo creía fuera de combate. La juventud se impone y no le disputo su bien ganado segundo puesto. Yo me conformo con entrar tercero en la alfombra roja de meta, arengado por el speaker que no aun no me conoce y  doblando a corredores del 10 k. 
Foto con los dos antecesores y triplete de podium muy trabajado a mis 47 años. ¿Qué más puedo pedir?