He cumplido un nuevo año de existencia. Ya son cuarenta y podium.
A los curenta hay que sumarle los tres puestos del cajón en el que me hallo últimamente.
Quién dijo que este año iba a ser sabático. Lo retiro, por favor, si alguna vez salio de mi boca tamaña afirmación.
Después de confirmar en Sagunto lo que eran meras sensaciones, ahora ya estoy en disposición de afirmar que voy a seguir triunfando en esto de las carreras. Ya no solamente de las carreras, incluso de los entrenamientos. Ya no voy solo a dos patas, ahora llevo un motor en el pecho que me hace deslizar con más facilidad, un poquito más veloz y mucho menos cansado. El motor se llama corazón y tiene conexión directa con un organo un tanto extraño llamado cerebro.
Tanto que la mente sueña con la eternidad del instante. El presente sobre el asfalto, bajo el sol es espléndido. Y no me he tomado nada, bueno un poco de café y entre semana una dosis de gimnseng diario que me ayuda a superar las pequeñas dificultades del camino.
No sé cuanta gasolina le queda a este motor, pero mientras siga aquí seguiré rejuveneciendo con cada día que pase, cada año que cumpla.
al
sábado, 22 de enero de 2011
jueves, 13 de enero de 2011
Preparado para volver sobre el asfalto en carrera
Con el nuevo año ya me hierve la sangre para volver a volar sobre el asfalto de la ciudad milenaria de Sagunto. El proximo domingo 16 voy a volver a batirme con mi sombra.
Las sensaciones en los cambios de ritmo de entrenamiento ya me han empezado a gustar.
Recuerdo el martes a las cuatro de la tarde contra el sol mediterraneo del paseo marítimo de Benicasim. Sobre la pulida superficie verde del carril bici. Reflejada mi sombra, perfectamente coordinada por el movimiento de brazos, me deleité mirando. Me deleité sintiendo, a ciento setenta pulsaciones la vida se nota de otra forma.
Nunca olvidaré esa recta, esa soltura, ese poder, esa relajación, ese volver...
Entre los troncos mágicos de los pinos volví a sentir la magia de antaño cuando un día conocí el paraje y enloquecí de libertad.
Hoy más allá de las tres he vuelto a convercer a mi ego de que para esto fui creado, para seguir corriendo. No sabré nunca hacia donde, pero mientras Dios me lo permita seguiré disfrutando del camino.
A pesar de mi debilidad intestinal vírica de hoy, he sido más fuerte y he vuelto a vencer.
Las sensaciones en los cambios de ritmo de entrenamiento ya me han empezado a gustar.
Recuerdo el martes a las cuatro de la tarde contra el sol mediterraneo del paseo marítimo de Benicasim. Sobre la pulida superficie verde del carril bici. Reflejada mi sombra, perfectamente coordinada por el movimiento de brazos, me deleité mirando. Me deleité sintiendo, a ciento setenta pulsaciones la vida se nota de otra forma.
Nunca olvidaré esa recta, esa soltura, ese poder, esa relajación, ese volver...
Entre los troncos mágicos de los pinos volví a sentir la magia de antaño cuando un día conocí el paraje y enloquecí de libertad.
Hoy más allá de las tres he vuelto a convercer a mi ego de que para esto fui creado, para seguir corriendo. No sabré nunca hacia donde, pero mientras Dios me lo permita seguiré disfrutando del camino.
A pesar de mi debilidad intestinal vírica de hoy, he sido más fuerte y he vuelto a vencer.
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