Odiadas algunas veces, de dinosaurios y nabos saturadas. Picantes y frescas de féminas salpicadas. Obligación de plato caro por la cara. Ratos de desahogo y vistas bien pobladas. Tertulia muchas veces repetidas.
Aguantar por no tener nada mejor que tertuliar con compañeros quemados de la vida. Vida que se escapa en sobremesas alcholizadas, para digerir la realidad dura, repetida y cansina sin remedio.
Dualidad entre la negación excusada y la sumisión aborregada.
Menos mal que el plato caro es por la cara.
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