La vida corre rápido. Demasiado rápido se nos escapa de las manos. El tiempo corre demasiado, seguramente más que yo mismo. Zancada corta y paso constante.
Mientras buscamos que el tiempo nos de un poquito de su dulce presencia sin prisas.
No es posible cuando se trabaja y se intenta llevar hacia delante la familia.
Los cachorros solo comen, lloran rien y duermen.
Quieres quitarle al día su más preciado tesoro, las pepitas de oro del segundero que pasan cada vez, sonando en el reloj, dando saltitos con la aguja, y ya se han perdido.
Menos mal que la escritura queda indeleble hasta que algien como yo la suprima.
Que tiempo más preciado ha pasado hoy. ¿ Cuánto he malgastado?... Seguramente demasiado.
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