domingo, 12 de octubre de 2008
EL ETERNO RETORNO
Quiero volver. Intento volver. Deseo volver... Y vuelvo a volver. Es mi eterno volver.
Correr para creer. Creer que puedo correr.
Hoy he vuelto al Clot. Amenazando gota fría. Cubierto el cielo. Despejadas mis ideas. Nublado mi entendimiento. Con el móvil en la mano por si sonaba la llamada inesperada del que guarda el hospital.
Demasiado tapado para los 22 grados que decía el termómetro del Peugeot.
Sin esperar nada a cambio. Amordazada mi rodilla izquierda para no dejarla gemir con mi cicha roja. Las dos vueltas al paraje de monotonía y trotamundos sin solvencia. Sin romper ni siquiera el silencio interior. Bajando de cinco sin alegría hasta que en el asfalto verde de la acera me ha devuelto a mi verdadero poder. Tres treinta y bajando. Ha sido mi verdadera vuelta. El GPSha marcado un mejor tiempo de dos minutos cincuenta y dos segundos si hubiera completado el mil.
Con estos números ya me he puesto contento.
Los ejercicios bajo la tormenta amenazadora han sido cortos pues la cortina de agua me ha devuelto al interior del habitáculo motorizado.
En casa skiping muy rápido, muy rápido. Como si no hubiese dejado las pistas de tartam.
Y la rodilla sin queja. ¿Estaré volviendo?
Volver a qué. ¿Al trote futbolero dos veces por semana, al entrenamiento sin seguida ni objetivo?
¿A mí mismo? ¿A entrenar para...?
He vuelto a volver. Si mi rodilla sigue así que me espere.
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